domingo, 6 de diciembre de 2015

Thom Yorke / Tomorrow's Modern Boxes

2014, autopublicado

6.6

El segundo trabajo en solitario del líder de Radiohead demuestra la capacidad de Thom Yorke para extraer lo máximo posible de un estilo concreto. Tomorrow's Modern Boxes es una nueva aproximación al estilo electrónico, oscuro y masivamente abstracto del Radiohead de Kid A/Amnesiac (2000, 2001). Yendo más allá, la fijación del artista con esta corriente concreta del rock progresivo, la de las melodías rápidas y repetitivas y las letras ampliamente procesadas y distantes, le permite, al trabajar en solitario, obtener una total libertad para machacar la materia hasta extraer todo el jugo creativo posible. Tomorrow's Modern Boxes es la última vuelta de tuerca en este juego de contrastes neblinosos que Yorke tan bien conoce y en el que tan cómodo se siente, pues es evidente que no hay terreno explorable más allá de este trabajo monótono y medianamente relevante en todos los aspectos: obviamente la cripticidad de las letras y las melodías son cualitativamente equiparables a la genial producción de este LP autopublicado, pero conceptualmente no aporta nada excesivamente valorable que no nos haya sido brindado anteriormente por el cantante o por su banda matriz.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Coldplay / A Head Full Of Dreams

2015, Parlophone

1.0

Corren tiempos difíciles, de eso somos todos conscientes. Pasar de la vocación a la rutina es cuestión de un segundo, y más hoy día cuando lo material no solo prima sobre lo espiritual sino que eclipsa cualquier otra cualidad individual a la hora de determinar nuestro sitio en el mundo. Desde que comenzaron su carrera los londineses egocéntricamente liderados por Chris Martin (¿alguien se sabe el nombre de otro miembro de Coldplay ? porque yo tampoco), disco tras disco han sorprendido en mayor o menor medida a su público más fiel, poco a poco dilatados hasta convertirse en un fenómeno mainstream. Parachutes continuaba la doctrina Radiohead de finales de los 90 y describía magistralmente el marco emocional de la entrada en el siglo XX. A Rush Of Blood To The Head continuaba con ese esfuerzo, y cualitativamente de forma poco reconocida en comparación con el resto de la discografía del grupo, lo hacía a su modo X&Y (tonos más experimentales). Viva La Vida Or Death And All His Friends supuso la coronación irrevocable de Coldplay como una de las bandas primarias del pop rock de los 2000, con una incursión en melodías aún más experimentales y diversas que X&Y y con letras más elaboradas que abarcaban diversidad de temas, desde el amor universal hasta la muerte o los errores de la humanidad a lo largo de la historia. Mylo Xyloto fue un experimento multicolor, el álbum más conceptual de los británicos, y probablemente su esfuerzo más desapercibido por pasarse al puro pop (Rihanna: Pricess Of China). El anterior disco, Ghost Stories, presentaba la producción más pura y lisa de cuantas había vendido Coldplay hasta la fecha, con la suavidad de Always In My Head como bandera y una sentida historia de desamor como elemento central. Pero... ¿A Head Full Of Dreams? El título ya no solo da a entender una total carencia de ideas que incorporar a las letras sino un afán por no comerse la cabeza para presentar un tracklist de casi una hora que las radios de todo el mundo compren como si se tratase del último aparato de Apple (es decir, a un precio desorbitado para características que la competencia ofrece a una tercera parte del caché cobrado). El patrón de A Head Full Of Dreams se imparte en primero de carrera de "Discos para alcanzar el número 1 de Billboard": un tema pegadizo y juguetón (Adventure of a Lifetime) acompañado de un videoclip, cuanto menos, ridículo. Everglow es la balada ultraelaborada de verso escrito entre birra y birra como quien tiene que entregar un trabajo de instituto y aplica la ley del minimo esfuerzo. ¿Era necesario involucrar a una diosa como Beyoncé en una aproximación entre el sonido de la banda y el energy soul de la norteamericana? Como resultado, un midtempo que representa LO PEOR QUE HA PRESENTADO LA BANDA EN TODA SU HISTORIA (su estructura causa un comprobado dolor de cabeza, y la potencia de la cantante no es aprovechada en toda su amplitud en un tema que no tiene ni pies ni cabeza). 
El tema que comparte nombre con el álbum es el único reflejo de luminosidad, una pseudopancarta de despertar político con una base pegadiza y letras escritas en algún momento de verdadera inspiración, una conexión con el difunto Coldplay valedor de buenas críticas. Por ahí anda un dueto con la sueca Tove Lo que, de nuevo, desaprovecha los recursos a los que tiene acceso la agrupación de Martin y, en lugar de dar el puesto que se merece a una emergente del electropop como esta guapa chica, nos brinda un tema romántico genérico y de letra básica hasta el hastío.
Con la mayor de las seguridades, puedo afirmar que este será el primer LP de Coldplay que no tendrá un hueco irreemplazable en mi biblioteca musical. Más bien se convertirá en una breve anécdota, un final inmerecido para una parte tan importante de mi juventud y de la historia musical contemporánea como es Coldplay, grupo que fervientemente espero disuelva sus filas tras este título para no continuar haciendo el ridículo y preservar el honor de su anterior discografía a la que muchos seguimos haciendo reverencia tratando de pasar por alto a este hiriente A Head Full Of Dreams.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Beach House / Depression Cherry

2015, Sub Pop/Bella Union

8.2

El primero de los dos discos con que nos ha deleitado el dúo Beach House este año se titula Depression Cherry: 45 minutos de dream pop de manual. Nueve canciones que bien podrían ser una sola, pues la voz dulce, suave y perfecta de Victoria Legrand se dispone uniforme sobre los acordes interpretados por Alex Scally transportando al oyente como un río de aguas cristalinas nada monótonas. De hecho, en las antípodas de tal monotonía se encuentra el trabajo de los dos de Baltimore (EE.UU.), pues a estas alturas de su reconocida discografía aún encuentra hueco para sorprender: valga el tema Sparks. Combinaciones melódicas que a primera vista parecen disonantes acaban encontrando su propio orden antes de que Victoria pase a hablarnos de esa patina de irrealidad que, a veces, parece que nos rodea en nuestra vida diaria. El tema Levitation abre el álbum con la estructura más accesible, hablando sobre la divina perfección de las relaciones donde ambos miembros son irrefutables almas gemelas. La pureza de la voz de Legrand y las letras ricas en adjetivos transmiten la mayor sensación de flotabilidad por parte del grupo desde su álbum Teen Dream (2010). La agridulce Space Song es otro momento clave de Depression Cherry, con su oscilante intro que gana en acompañamiento compositivo conforme avanzan los segundos y Victoria enamora comparando al amor perdido con los seres queridos que ya no están entre nosotros. El resto del álbum continua con la tónica romántica entre penas y alegrías: Beyond Love suena a despedida en la que una de las partes sufre más que la otra; el celestial corte "PPP" captura al enemigo del autoengaño que pretende convencernos de que una situación sentimental tóxica nos beneficia cuando en realidad una pequeña pero certera parte de nosotros sabe que no es así. El LP cierra con Days Of Candy, cuyo conmovedor coro inicial de voces de tono ahogado y triste da paso a más de seis minutos sobre el paso del tiempo y el olvido. Como conclusión el tema trata de reflexionar sobre cuánto tiempo es necesario para borrar de nuestra memoria algo tan intenso como un amor y si es realmente posible hacerlo desaparecer de nuestro recuerdo.

Depression Cherry hace honor a su título. Es realmente un disco para bajones emocionales que, sin embargo, nos hará sentir mejor gracias no solo a su fluidez y a su delicada producción, sino a su manera tan inteligente y sofisticada de transmitir ideas sobre el corazón convulso.


miércoles, 2 de diciembre de 2015

Vampire Weekend / Vampire Weekend

2008, XL Records

9.1

Comparando la pomposidad de sus últimos conciertos, la posición de las listas de éxitos de su último álbum y el status crítico que han alcanzado con la calidad amateur de los videoclips de su primer álbum o con la patina de producción de presupuesto humilde del mismo, Vampire Weekend puede presumir de haber alcanzado la cima de dos montañas a priori incompatibles en el mundo de la música: la del triunfo comercial y la de la aclamación profesional. Remontándonos a sus orígenes, la banda neoyorquina liderada por Ezra Koenig irrumpía discretamente en el panorama indie con un disco autotitulado y de 35 minutos de duración. Un pop muy personal, influenciado por el diverso bagaje cultural de los miembros del grupo. Letras de juventud y diversión pero siempre con la riqueza intelectual del vocabulario académico de Koenig, al que ya se puede considerar como uno de los letristas más inteligentes de la última década. Tras la fachada de inmadura despreocupación e incesante fiesta universitaria se esconde el verdadero trasfondo de Vampire Weekend: la inquietud por sentirse aceptado y encajar para satisfacer la necesidad humana de socialización. La casi ritual Cape Cod Kwassa Kwassa, con la influencia afro-étnica más evidente de todo el disco, sirve como máximo exponente de esa búsqueda del equilibrio entre nuestra propia personalidad y lo que el resto de nuestros círculos sociales nos exige para seguir perteneciendo a ellos. El tema Oxford Comma, que ya se ha convertido en un himno para los seguidores de la banda, critica la extrema superficialidad de las nuevas generaciones y se convierte en una llamada de atención a dicho colectivo de próximos adultos que, criados en una era digital y egolatrista, rara vez sacan sus ojos de la burbuja que los rodea y que ellos mismos construyen a su alrededor. En Vampire Weekend también hay momentos para ritmos acelerados, como los de A-Punk, una divertida sátira sobre las it-girl y las relaciones románticas. En el campo de la pura experimentación se encuentra el corte One (Blake's Got A New Face), sobre la llegada a la edad de la rebeldía en un entorno familiar opresivo. Un tema hipnótico, no solo por el mantra de su estribillo sino por su tensa y juguetona base y por la rica imaginería creada por las letras.

M79 abre con la solemne melodía de la música clásica que recibe a los invitados de una recepción diplomática del más alto nivel para llevarnos a la locura de la clase alta entre la que surgen el amor y lo más ridículo de los gustos humanos. 
Un álbum divertido de escuchar, con sentido pero no excesivamente cerebral; inteligente y natural.


martes, 1 de diciembre de 2015

Especial: Top 10 Canciones / Animal Collective

No es un grupo fácil para el público general. Los chicos de Baltimore se han autoproclamado reyes del rock psicodélico a lo largo de los 2000, lo que los margina también al limitado segmento de la población capaz de encontrar sentido a sus melodías o de entender la motivación tras las letras propias de semejante estilo. Sin embargo, no podemos pasar por alto que la banda integrada por Panda Bear Avey Tare Deakin y Geologist no hacen más que continuar la estela de otros grupos de su mismo ámbito como The Beach Boys o The Beatles y, añadiéndoles su particular punto de personalidad, actualizan un género musical tan necesario como práctico para abrir la mente a nuevas experiencias y percepciones. Comenzando en los 2000 con su primer LP, el abrasivo Spirit They're Gone Spirit They've Vanished, estos jóvenes neoyorquinos han despachado nueve álbumes de estudio, cada uno con un mundo diferente de perspectivas sonoras y temáticas. Desde el despreocupado y natural Sung Tongs de 2004 hasta el aclamado, electrónico e, incluso, comercialmente aceptado Merriweather Post Pavilion de 2009, pasando por el reflexivo Feels de 2005 o el alocado y eufórico Strawberry Jam de 2007, Animal Collective ha sabido transmitir siempre su espíritu instintivo y primario, con emociones a flor de piel y preocupaciones tan elevadas como la paternidad, el amor verdadero o el envejecimiento.

Febrero de 2016 contemplará el nacimiento del décimo trabajo del grupo, Painting With. Para celebrarlo, comparto una selección de las 10 mejores canciones de la discografía de AnCo. Una lista nada fácil de hacer entre tantos grandes cortes, pero que refleja idóneamente la calidad creativa de la banda y su capacidad para sorprender a su público con cada nuevo paso que dan.


10. Fireworks (Strawberry Jam, 2007)
https://youtu.be/ztvr09J7KK4
9. Banshee Beat (Feels, 2005)
https://youtu.be/jj-0vMrZJbo
8. Taste (Merriweather Post Pavilion, 2009)
https://youtu.be/ArIGqfdmHLg
7. Who Could Win A Rabbit? (Sung Tongs, 2004)
https://youtu.be/UTbd0Ncsyus
6. Water Curses (Water Curses EP, 2007)
https://youtu.be/h7GZLRxVzvg
5. Summertime Clothes (Merriweather Post Pavilion, 2009)
https://youtu.be/GxhaRgJUMl8
4. In The Flowers (Merriweather Post Pavilion, 2009)
https://youtu.be/fYEAflCO4Eo
3. What Would I Want? Sky (Fall Be Kind EP, 2009)
https://youtu.be/WSmuzEzeAeY
2. My Girls (Merriweather Post Pavilion, 2009)
https://youtu.be/zol2MJf6XNE
1. Peacebone (Strawberry Jam, 2007)
https://youtu.be/fxvGHQHiY70

Especial: Adele

19 (2008, XL)
7.3


21 (2011, XL)
8.0

De todas las voces que han irrumpido en el escenario del pop durante los últimos diez años, pocas han alcanzado una aclamación tan unánime como la de la británica Adele . Nacida en Tottenham en mayo de 1988, esta chica discreta lanzaba su debut, titulado 19 (los años con que contaba mientras escribía las letras de las canciones), en 2008. De tónica triste, 19 es una aproximación muy personal al soul centrado en las rupturas románticas, la soledad y la sensación de falta de correspondencia. De momentos de un mayor ritmo como Tired a pasajes de absoluta contemplación como la sublime Chasing Pavements, la destreza lírica para una persona de tan temprana edad es notablemente destacable.
La atmósfera de dependencia e inseguridad con la que la amante-narradora de 19 relata, canción tras canción, su romántica penitencia, da lugar a una perspectiva más madura, drástica y enérgica en 21, el segundo disco de la artista.
El corazón malherido sigue siendo el motor tras la composición de este segundo álbum, pero sin embargo los superiores niveles de rabia y confianza son aparentes en las melodías: Rolling In The Deep deja atrás la idealización para saltar directamente a la yugular en lo que se convirtió en uno de los temas más automáticamente reconocibles del siglo XXI, mientras que el corte Rumour Has It añade un plus de ego a la ecuación, exculpándonos de los fallos que en un primer lugar creíamos propios, a la vez que terceras personas entran en un conflicto en el que acaba imperando el ojo por ojo.
Otro momento mágico es Turning Tables, un grito de desesperación destinado a romper las cadenas de la opresión psicológica del amor platónico. No puede obviarse tampoco el particular intento de Adele por convertirse en la nueva diva británica con el himno Set Fire To The Rain, una progresión uptempo dedicada a la pasión y que, de nuevo, sirve como contraposición a la chica que se sentía frágil, insignificante y sin poder alguno en 19.
Al margen de la maquinaria comercial entorno a 21, lo que le pudo restar aceptación crítica al convertirlo en el disco más vendido de los últimos diez años (22 millones de copias como mínimo), estamos ante un trabajo muy superior al resto de sus contemporáneos populares: una progresión lógica a 19; una secuela, podría decirse. La evolución de la voz de Adele Laurie Blue Adkins (nombre completo) la dota de un innumerable conjunto de registros profundos, desde la balada más suave hasta la pancarta emocional más llena de rabia. De ahí mi particular petición de asegurar por una cifra multimillonaria la garganta de esta irrepetible princesa del R&B.


Chasing Pavements https://youtu.be/08DjMT-qR9g
Set Fire To The Rain https://youtu.be/FlsBObg-1BQ

viernes, 27 de noviembre de 2015

Beach House / Bloom

2012, Sub Pop Records

8.7

Tras Teen Dream, Beach House tenía por delante la difícil tarea de, al menos, igualar la calidad de semejante pieza magistral de dream pop. Bloom es una incursión en ambientes aún más emocionalmente remotos y sonoramente melancólicos, gracias a la voz, en el cenit de la angustia y profundidad, de una espectacular Victoria Legrand, y también al trabajo instrumental de su compañero Alex Scally. Bloom es en realidad un álbum sobre rupturas, un trabajo en cuyo libreto se describe, con una complejidad y riqueza lírica propia de los mayores poetas, todas y cada una de las paletas sentimentales que rodean al momento de la muerte de una relación. El disco comienza con una amenazadora Myth, un ultimátum previo que, sin exito, trata de alertar a la otra persona sobre el mal curso de las cosas. La indescifrable Wild intenta arrojar luz sobre nuestra propia estupidez: "ya lo sabía, algo dentro de mí sabía que ésto no iba a acabar bien". La suave y minimalista Lazuli es la pura abstracción de la devastación post-ruptura que nos invade una vez hemos asimilado el shock, mientras que en la venenosamente sensual The Hours tratamos de mostrarnos enteros aunque en realidad nuestra imagen proyecte todo lo contrario, es decir, una absoluta dependencia de la otra persona y una súplica implícita de volver a sus brazos. Un único intento está permitido en una extraña Troublemaker: versos de cuero y escenas en blanco y negro de una película incómoda, sexo frío y conversación cada vez más acalorada. New Year es una catarsis: introducida por ecos celestiales, llegamos al necesario momento de pasar la última página de un álbum fotográfico finalizado; a otra cosa.

Keane / Strangeland

2012, Island

7.8

El último trabajo de la banda inglesa liderada por Tom Chaplin tiene muchos frentes abiertos sobre los que hablar. En primer lugar, instrumentalmente hace las delicias de los mayores fans de los orígenes de la banda, con una absoluta vuelta al piano como patrón indiscutible de las partituras de este Strangeland. El título del álbum define muy bien no solamente los temas tratados por los de Battle (East Sussex), lo extraño de la llegada a la madurez personal y artística en el mundo moderno, sino también la propia situación de la banda, en medio de un escenario de fama y reconocimiento que hace a estos músicos alternativos preguntarse: ¿cómo hemos pasado de un colectivo de aficionados que tocaba en pequeños bares de los alrededores de Londres a saturadores de estadios en Tokio sin darnos cuenta? Ahí estan el autobiográfico On The Road o In Your Own Time. Otros cortes como Disconnected o You Are Young vuelven a recorrer los mismos pasos dados en aquel legendario Hopes And Fears de 2004 sobre el amor y la autoconsciencia en el siglo XXI. Sin embargo, la joya para puristas musicales viene de la mano de un discreto corte de 3:47 titulado Black Rain, un atisbo de experimentación sónicamente más próximo al segunto LP de la banda, Under The Iron Sea. Black Rain trata el asunto de la guerra y los refugiados bajo una atmósfera densa, tétrica, críptica y neblinosa, donde el sintetizador rodea la voz de Chaplin de forma tensamente solemne mientras el cantante entona versos casi apocalípticos en código metafórico. La imaginería recuerda al videoclip de Peter Gabriel para su canción Mercy Street (So, 1986), aunque el trasfondo lejos de evocar agridulces memorias infantiles más bien nos traslada a situaciones desesperadas donde los más inocentes son quienes pagan el mayor precio (...como siempre). Lo mejor de Keane en cuanto a canciones sueltas desde Nothing In My Way, probablemente (o quizás, de toda su carrera, no soy capaz de decidir con imparcialidad sobre eso cuando hablo de uno de mis grupos favoritos).

Otro momento épico de Strangeland es la tierna Sea Fog, un característico ritmo lento propio de los cierres de álbum de Keane. Una metáfora sobre la impasividad de la vida frente a nuestros problemas. La edad lastra a un Tom Chaplin profundamente reflexivo en este track, que al igual que el resto del trabajo, más que querer insuflar esperanza en nuestras almas solo pretende recordarnos lo nimios y diminutos que somos. Quizás por ello la interpretación deba venir de parte del oyente: si tan insignificante somos nosotros, también lo serán nuestras preocupaciones. Entonces, ¿por qué darles importancia?.


jueves, 26 de noviembre de 2015

Mika / The Origin Of Love

2012, Casablanca

7.6

El tercer álbum del británico MIKA supuso una ruptura total con su anterior sonido. En esta pieza de análisis sobre el amor y sus causas, Michael adopta un estilo electrónico y menos recargado que en sus "operas" previas. La conclusión del trabajo no arroja certeza sobre la química del amor, que permanece siendo una total incógnita a la que se limita a adular con pasajes como la experimental Make You Happy, la apasionada Overrated, la animada Popular Song o la despreocupada Celebrate. El principal valor añadido de The Origin Of Love es la eclosión de madurez estilística del cantante con respecto a sus joviales dos primeros LPs, una arriesgada maniobra de cambio de rumbo cuyo resultado es más que aplaudible, tanto en contenido lírico como en dinamismo estructural.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Vampire Weekend / Contra

2010, XL

10

No importa la raza. No importa el dinero. No importan la religión, la política ni los gustos. Importa la persona.

David Bowie / The Next Day

2013, ISO/Columbia

7.7

No hubo ni un seguidor del mundo de la música que no se viese sorprendido a comienzos de 2013 cuando un silencioso David Bowie lanzaba su primer trabajo de estudio en diez años. Después de un normalito Reality, varios sustos cardíacos y un mayor interés por su vida familiar, el público daba implícitamente por retirado al Delgado Duque Blanco, creador de pilares estructurales críticos para la historia de la música como Ziggy Stardust, Hunky Dory, Heroes, Low, Station To Station o Let's Dance. Sin embargo, con la mayor de las discrecciones, el británico afincado en Nueva York daba forma a The Next Day, 54 minutos de puro rock en los que se reviven estilos de casi todas las etapas de Bowie. El tema homónimo abre frenéticamente el disco con acordes extraídos de Reality y dejando claro que para nada el genio está acabado musicalmente. La oscura Dirty Boys revive la rebeldía juvenil de los comienzos de David, antes de dar paso a The Stars Are Out Tonight, el tema más comercial y pegadizo del disco: de nuevo una referencia a su estado activo como artista frente a las voces que lo daban por acabado. La brutal Valentine's Day no solo es lo mejor que ha producido David Bowie desde Sunday (Heathen, 2002), sino que hace gala de la cima de madurez paternalista a la que ha ascendido el cantante que, preocupado por la violencia creciente en la sociedad, llama a reflexionar sobre los peligros de las armas de fuego a través de la nada explícitamente sangrienta historia que nos relata en el corte, por lo que no nos encontramos simplemente ante un tema de protesta sino también ante un reflejo de las inquietudes más personales del músico.
Artísticamente no se queda atrás la melancólica Where Are We Now?, donde una perceptiblemente envejecida voz del cantante rememora lugares clave de Berlín a través de escenarios que podríamos situar en el tiempo entorno a finales de los setenta, momento en que Bowie residía en la capital alemana mientras daba forma a su indispensable trío de álbums Low, Heroes y Lodger. La progresiva I'd Rather Be High da buena cuenta de lo inútil de las grandes contiendas sangrientas de la humanidad en una rebelde explosión midtempo que agasaja al ego propio frente a las locuras del resto del mundo a modo de evasión de las alocadas noticias con que nos bombardean desde los frentes. Otro críptico momento de The Next Day llega en Love Is Lost, una meditación sobre los drásticos cambios de la sociedad tecnológica, la nueva economía, la globalización y el impacto de todos ellos en la mentalidad del individuo urbano, cuya intimidad desaparece en las redes sociales y cuyo voto se diluye en la aparentemente inservible democracia.
Una interesante vuelta a la escena de uno de los músicos más influyentes de la historia, donde como ha hecho durante todas las décadas de sus más de 40 años de trayectoria, ha dado su particular visión actualizada de sus mundos interior y exterior.


Valentine's Day https://youtu.be/S4R8HTIgHUU
The Stars Are Out Tonight https://youtu.be/gH7dMBcg-gE

viernes, 6 de noviembre de 2015

Pet Shop Boys / Electric

2013, x2 Records

7.4

El último trabajo del dúo synthpop británico Pet Shop Boys es el retorno a su más puro sonido electrónico. Un álbum dance que supone el yang al yin que vino de la mano de Elysium un año antes. Electric no solo deshace la falsa sensación de retirada que el mítico grupo sembró con su anterior trabajo, sino que revive el aspecto vanguardista de la banda, que actualiza sus característicos acordes de los 80 a la nueva generación tecnodance de los 2010. La instrumental Axis es una autopista sonora que recorremos a máxima velocidad mientras las luces de las farolas se convierten en líneas que rompen el cielo nocturno, mientras que la juguetona Bolshy revive el minimalismo de Minimal (Fundamental, 2006) mientras sirve como perfecta sintonía para el acercamiento más canalla en la pista de baile. Acostumbrando al público con sus himnos desde los 80, Love Is A Bourgeois Construct es uno de esos temas gracias a los cuales se entiende la influencia de Pet Shop Boys en la historia de la música: una reflexión sobre la situación occidental actual, la necesidad de cambio y la sensación de pérdida personal en medio de una sociedad que, lejos de haber mejorado con respecto a los tiempos en los que la banda británica despegaba, se ha vuelto más confusa e injusta.

La colaboración con el rapero Example brinda el poderoso corte Thursday, antes de que el LP cierre con Vocal, una oda a la propia música y su importancia.


Axis https://youtu.be/IDCU17wXktY
Love Is A Bourgeois Construct https://youtu.be/s7w0eqUBp3c

lunes, 2 de noviembre de 2015

Queen / Innuendo

1991, Parlophone

9.1

Empezar a opinar sobre la discografía de una banda por el final de la misma es poco convencional. Tan poco convencional como la agrupación en cuestión. De los cientos de bandas de rock que han marcado épocas, una lista muy elitista de éstas puede considerarse como los verdaderos creadores de tendencia, vanguardistas que definirían el sonido del éxito musical para todos aquellos actos que los tomarían como inspiración. Queen es una de esas bandas que gracias a su trabajo y a su propia historia no solo sirven como pilar fundamental de la cultura popular contemporánea, sino que crean escuela más allá de la música: son la filosofía de las letras y la atmósfera de las canciones las que se convierten casi en una religión.
La fábrica de clásicos liderada por el mítico e irrepetible Freddie Mercury e integrada por el colosal guitarrista Brian May, el genial batería Roger Taylor y el talentoso bajista John Deacon vivió en su historia la gama completa de experiencias que convierte a una banda en una novela: el éxito tras estar al borde del fracaso, la fama en todo el mundo, las colaboraciones estelares con otros artistas y el amargo final de una tragicomedia. Innuendo es el cierre de la discografía de Queen, la madura, optimista y agradecida despedida de una voz inconfundible. 54 minutos del rock más íntimo de los londinenses, lleno de furia y melancolía a partes iguales. El tema homónimo abre el disco con la majestuosidad con la que un astronauta observa la Tierra desde el espacio y reflexiona sobre la vida, tanto la propia como la de los demás, y mientras la inercia y la gravedad mantienen al planeta girando entorno al Sol, otras fuerzas igual de intensas juegan el trascendente papel de iluminar el alma humana: el amor, la insistencia, la esperanza y la justicia. Cuando Freddie Mercury dio forma a Innuendo ya era más que consciente de su ocaso inminente a causa del SIDA, su último enemigo, por eso no quiso desperdiciar la oportunidad de llenar este LP de emotivas despedidas, cada una firmada por una moraleja vital: la extraña y brillante I'm Going Slightly Mad es una de las canciones más injustamente infravalorados de la carrera del grupo, sobre la batalla mental que supone enfrentarse al apocalipsis personal; la potente Headlong, bien subrayada por el trabajo de Taylor, nos transmite su incansable mentalidad de lucha hasta las últimas consecuencias (muere peleando). Sin embargo, si le preguntásemos a Mercury si, pese a todas sus desgracias, se arrepiente de algo, nos responderá en I Can't Live With You y en Ride The Wild Wind que no solo volvería a repetir todas sus aventuras, sino que sería el doble de bestia en ellas si pudiera [aplauso, por favor].
Antes de despedirse del todo, hay una mención a quienes partieron antes que él, una preciosa y evocadora balada llamada These Are The Days Of Our Lives donde se habla de gratos y brillantes recuerdos, que son en lo que precisamente Freddie quiere convertirse una vez que libre la contienda final de su guerra sin ganador. La celestial Don't Try So Hard pone los pelos de punta, algo normal si tenemos en cuenta el desborde de sinceridad que transmiten no solo la voz del propio Farrokh, sino el trabajo de sus compañeros, que con igual (o mayor) pesadumbre compartían las últimas sesiones de grabación con su amigo. ¿El mensaje? Una llamada ineludible a no perder el tiempo.
El cierre del LP viene de la mano de la archiconocida The Show Must Go On, un abrazo final lleno de consuelo de quien sabe que deja atrás a millones de almas rotas por su marcha.
Innuendo es el último capitulo de una novela vivida plenamente en la que el destino, como villano, gana su particular partida de ajedrez pero no consigue por ello, en lo más mínimo, arrebatar la excelencia a su contrincante. 24 años después, la intención del genio sigue cumplida de forma intacta: tras la muerte, convertirse en un recuerdo, un recuerdo grato y lleno de admiración que está más vivo que nunca.


I'm Going Slightly Mad https://youtu.be/Od6hY_50Dh0
Don't Try So Hard https://youtu.be/E_cyFO26spE

domingo, 1 de noviembre de 2015

Imagine Dragons / Night Visions

2012, Interscope

7.9

No siempre lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. La ciudad del juego no ha conseguido retener en sus límites a la genial banda liderada por Dan Reynolds que, en 2012, editaba su álbum debut Night Visions. Cada corte es un himno en sí mismo, un constante grito de revolución juvenil a favor del amor y la justicia. Ya la apertura deja clara las pretensiones rebeldes del grupo con una rompedora Radioactive sublimemente producida, de tensa estructura y alentadoras letras. Desenfundaremos espadas para luchar en múltiples batallas a la vez: la introspectiva Demons lidia con la decepción y la carencia de autoestima, mientras que la animada On Top Of The World da un enfoque estilístico mucho mas pop a la particular guerra del romanticismo "If you love somebody, better tell them while they’re here ’cause, they just may run away from you".

Amsterdam se desmarca interesantemente del patrón compositivo que reina la mayoría del tracklist y, con una instrumentación algo mas distante, medita sobre las metas no logradas y el impacto negativo que ello tiene en quienes esperaban más de nosotros. Un tema que coquetea con la disculpa pero que no se da a sí mismo por perdido: nunca es tarde para seguir intentando llegar a lo más alto.
No es difícil imaginar a todo un estadio cantando los coros de It's Time, otro notable punto de Night Visions. La ignición de la mecha de todos aquellos proyectos en los que pensamos pero a los que nunca dimos forma más allá de nuestra mente viene de un Reynolds que, aún encontrándose en su faceta más optimista y confiada, nos advierte de que no será un camino fácil.
Tiptoe es otra pancarta de sublevación tan abstracta como el oyente quiera interpretarla, y es que esa distante pero persistente ambigüedad es la que convierte a Night Visions en un mero canal a través de cuál librar nuestra particular contienda, sabiendo siempre que por grande que sea nuestro enemigo, es nuestra voluntad la que nos hace aún mayores.


sábado, 31 de octubre de 2015

Michael Jackson / Invincible

2001, Epic

8.5

El último trabajo en vida del Rey del Pop tiene ya 14 años. Invincible supuso la entrada de la persona más famosa de la historia en el siglo XXI, una entrada algo embarazosa y, quizás, torpe al tratar de actualizarse a la corriente electrónica de los primeros 2000, pero plagada de cortes que solo pueden llevar el sello Jackson. El disco antecesor a la tumultuosa década mediática del artista cuenta con más de una hora de pop de lo más diverso temáticamente: baladas, rompepistas, sus imprescindibles temas de tipo pacifista/social, introspecciones y experimentos más o menos exitosos. Abriendo con la potente Unbreakable nos encontramos con una primera mitad romántica de todos los ritmos posibles, desde la devota Speechless hasta la brutal You Rock My World. El cambio de siglo queda patente como factor influyente en la tarea compositiva de Michael Jackson en Heartbreaker o Invincible de forma algo forzada, resultado de un viejo maestro que aún no logra danzar con total fluidez en los ritmos de la precoz era digital. Otros momentos como la neosoul Heaven Can Wait parecen haber absorbido con mayor notoriedad los flujos melódicos de un Justin Timberlake por aquel entonces joven pero ya influyente en su género.
El juego con las texturas informáticas y las alteraciones eléctricas de voz dan forma a un 2,000 Watts muy aplaudible. Modernidad sobre lo moderno (algo relamido, Michael) en un corte donde tenemos que fiarnos de que la voz que canta es la del astro de Gary, Indiana.
Dejando atrás otras baladas más o menos melancólicas como Don't Walk Away, Butterflies o la excelente You Are My Life llegamos al personal Privacy en la eterna batalla del creador de Thriller y propulsor del Moonwalking con la prensa del corazón que tanto daño hizo en vida (y vomitivamente también con posterioridad al 25 de Junio de 2009) al cantante estadounidense.
Invincible continua la estela de temas clásicos como Man In The Mirror o Heal The World con Cry, el mejor track de Michael Jackson en este siglo: infinita muestra de su compromiso (aquél que jamás abandonó) con la sociedad. En este caso, el mensaje se centra en la inyección de ánimo a una era plagada por la apatía y el egoísmo a la que flaco favor haría el inminente 11-S y, menos aún, todo lo que tras tal evento estaría por venir al mundo occidental. Cry es una linterna con la que encontrar la salida a un túnel sin aparente luz al final, un himno de optimismo y reconexión con la faceta solidaria que habíamos guardado en un polvoriento armario: "You can change the world, you can touch the sky you're the chosen one, if we all cry at the same time tonight". Hay cabida para el mensaje antibelicista en The Lost Children y las colaboraciones en Whatever Happens, una agridulce historia de amor y decepción acompañada por la guitarra de Carlos Santana .
Threatened, un guiño a Thriller, da cierre a la hora y cuarto de este LP. Una novedosa montaña rusa musical que no deja de explorar los conceptos clásicos que siempre interesaron al mítico Jackson.


You Rock My World https://youtu.be/g4tpuu-Up90
Cry https://youtu.be/mj3MfUR35CM
You Are My Life https://youtu.be/2lnqRpK08do

Deerhunter / Halcyon Digest

2010, 4AD

9.4

Bradford Cox puede, por desgracia, considerarse uno de los artistas con mayor autoridad para analizar cada uno de los matices de la soledad. Su enfermedad degenerativa lo convirtió en un desplazado social durante su adolescencia, y fruto de esa experiencia cosechó un sublime talento para reflejar en canciones la contemplación del tiempo compartido tan solo con uno mismo. Junto a sus compañeros de Deerhunter ha dado vueltas sobre el tema del aislamiento y la depresión con sobrada destreza a lo largo de toda su discografía, sin embargo, y aunque no era precisamente fácil, Halcyon Digest sube un escalón cualitativo para convertirse casi en una conversación irreal entre cantante y oyente. Con una instrumentación menos minimalista que en trabajos anteriores de la banda, pero aún así íntima y poco protagonista, la voz de Cox toma la delantera para expresar confusión en Earthquake o Memory Boy, dos malas jugadas de la memoria. El hilo conductor del trabajo es la depresión, detallada con precisión en Sailing o Don't Cry, ejemplos de progresiva decadencia de nuestra autoestima. Básicamente la idea de la felicidad reside en volver al añorado pasado, bien para entender cuál es la raíz exacta de nuestro abatimiento, bien para ni siquiera indagar al respecto y quedarnos para siempre en nuestro particulares años dorados (Basement Scene, Revival, Desire Lines).

Con respecto al presente más absoluto, ahí están Fountain Stars y Coronado, dos muestras del menosprecio propio característico del pozo depresivo, al que también está dedicado el mejor tema de la banda (así, llanamente): con 4 minutos 58 segundos, Helicopter es una brutal y devastadora llamada de emergencia, un grito de lástima y una petición de clemencia. La sensación de abandono total en todas las facetas de la vida, en la que tanto los demás como nosotros mismos nos hemos desahuciado de cualquier beneplácito como quien deja a un pobre perro en el arcén de la carretera a su completa suerte.
El fin más oscuro es conocidamente inminente, y Cox recurre a este soft rock como último aviso a las conciencias. "No one cares for me, I keep no company, I have minimal needs, And now they are through with me" deja patente la masiva necesidad de contacto humano, para la cuál llegados a este punto estaremos dispuestos a arrastrarnos hasta la última consecuencia: la carta de la dignidad la perdimos hace muchas jugadas, y ya tan solo nos queda la de intentar dar lástima. Como punto central de Halcyon Digest, recoge perfectamente la degradación emocional con la que Bradford y los chicos de Deerhunter trataban de experimentar.


domingo, 25 de octubre de 2015

The Fray / How To Save A Life

2005, Epic

7.3

Los norteamericanos The Fray lograron la proeza de introducirse en el subconsciente colectivo con su canción How To Save A Life en 2005. A día de hoy sigue siendo una de las melodías más recordadas de la década pasada: televisión y radio la utilizaban constantemente hasta que se convirtió en un imprescindible del pop contemporáneo. Sin embargo, frente al estribillo tan pegadizo del tema se sitúa un trasfondo que, sirviendo como hilo conceptual al álbum en que el corte queda recogido, no tiene nada de animado. How To Save A Life, título también del disco, cuenta con unos 47 recomendables minutos en los que la voz de Isaac Slade habla sobre las rupturas, la propia personalidad, la soledad y el arrepentimiento. Todo el LP puede interpretarse a modo de consejo: hasta qué punto no nos merece la pena cambiar si en ello nos va perder una amistad, un amor o un tesoro (tres conceptos que en realidad son prácticamente sinónimos). El tracklist recorre todos los pasos del proceso, desde la separación misma y la inmediata incertidumbre y desconcierto (la genial How To Save A Life, la chocante Over My Head, Heaven Forbid y la devastadora Fall Away, probablemente el mejor corte de la carrera de la banda) hasta la realización de que la búsqueda de una nueva forma de ser nos es imperativo ("si lo hubiera sabido" en Dead Wrong y la emotiva Vienna). La banda hace especial hincapié en lo duro que se hace echar de menos a quien, dándonos cuenta ahora, no valorábamos como debíamos: Hundred, la implorante Look After You, She Is o All At Once.

How To Save A Life es la agenda de quien ha perdido todos sus trenes y, en un gesto de bondad desmedida, comparte su experiencia con aquellos para los que aún no es tarde.