viernes, 27 de noviembre de 2015

Beach House / Bloom

2012, Sub Pop Records

8.7

Tras Teen Dream, Beach House tenía por delante la difícil tarea de, al menos, igualar la calidad de semejante pieza magistral de dream pop. Bloom es una incursión en ambientes aún más emocionalmente remotos y sonoramente melancólicos, gracias a la voz, en el cenit de la angustia y profundidad, de una espectacular Victoria Legrand, y también al trabajo instrumental de su compañero Alex Scally. Bloom es en realidad un álbum sobre rupturas, un trabajo en cuyo libreto se describe, con una complejidad y riqueza lírica propia de los mayores poetas, todas y cada una de las paletas sentimentales que rodean al momento de la muerte de una relación. El disco comienza con una amenazadora Myth, un ultimátum previo que, sin exito, trata de alertar a la otra persona sobre el mal curso de las cosas. La indescifrable Wild intenta arrojar luz sobre nuestra propia estupidez: "ya lo sabía, algo dentro de mí sabía que ésto no iba a acabar bien". La suave y minimalista Lazuli es la pura abstracción de la devastación post-ruptura que nos invade una vez hemos asimilado el shock, mientras que en la venenosamente sensual The Hours tratamos de mostrarnos enteros aunque en realidad nuestra imagen proyecte todo lo contrario, es decir, una absoluta dependencia de la otra persona y una súplica implícita de volver a sus brazos. Un único intento está permitido en una extraña Troublemaker: versos de cuero y escenas en blanco y negro de una película incómoda, sexo frío y conversación cada vez más acalorada. New Year es una catarsis: introducida por ecos celestiales, llegamos al necesario momento de pasar la última página de un álbum fotográfico finalizado; a otra cosa.

Keane / Strangeland

2012, Island

7.8

El último trabajo de la banda inglesa liderada por Tom Chaplin tiene muchos frentes abiertos sobre los que hablar. En primer lugar, instrumentalmente hace las delicias de los mayores fans de los orígenes de la banda, con una absoluta vuelta al piano como patrón indiscutible de las partituras de este Strangeland. El título del álbum define muy bien no solamente los temas tratados por los de Battle (East Sussex), lo extraño de la llegada a la madurez personal y artística en el mundo moderno, sino también la propia situación de la banda, en medio de un escenario de fama y reconocimiento que hace a estos músicos alternativos preguntarse: ¿cómo hemos pasado de un colectivo de aficionados que tocaba en pequeños bares de los alrededores de Londres a saturadores de estadios en Tokio sin darnos cuenta? Ahí estan el autobiográfico On The Road o In Your Own Time. Otros cortes como Disconnected o You Are Young vuelven a recorrer los mismos pasos dados en aquel legendario Hopes And Fears de 2004 sobre el amor y la autoconsciencia en el siglo XXI. Sin embargo, la joya para puristas musicales viene de la mano de un discreto corte de 3:47 titulado Black Rain, un atisbo de experimentación sónicamente más próximo al segunto LP de la banda, Under The Iron Sea. Black Rain trata el asunto de la guerra y los refugiados bajo una atmósfera densa, tétrica, críptica y neblinosa, donde el sintetizador rodea la voz de Chaplin de forma tensamente solemne mientras el cantante entona versos casi apocalípticos en código metafórico. La imaginería recuerda al videoclip de Peter Gabriel para su canción Mercy Street (So, 1986), aunque el trasfondo lejos de evocar agridulces memorias infantiles más bien nos traslada a situaciones desesperadas donde los más inocentes son quienes pagan el mayor precio (...como siempre). Lo mejor de Keane en cuanto a canciones sueltas desde Nothing In My Way, probablemente (o quizás, de toda su carrera, no soy capaz de decidir con imparcialidad sobre eso cuando hablo de uno de mis grupos favoritos).

Otro momento épico de Strangeland es la tierna Sea Fog, un característico ritmo lento propio de los cierres de álbum de Keane. Una metáfora sobre la impasividad de la vida frente a nuestros problemas. La edad lastra a un Tom Chaplin profundamente reflexivo en este track, que al igual que el resto del trabajo, más que querer insuflar esperanza en nuestras almas solo pretende recordarnos lo nimios y diminutos que somos. Quizás por ello la interpretación deba venir de parte del oyente: si tan insignificante somos nosotros, también lo serán nuestras preocupaciones. Entonces, ¿por qué darles importancia?.


jueves, 26 de noviembre de 2015

Mika / The Origin Of Love

2012, Casablanca

7.6

El tercer álbum del británico MIKA supuso una ruptura total con su anterior sonido. En esta pieza de análisis sobre el amor y sus causas, Michael adopta un estilo electrónico y menos recargado que en sus "operas" previas. La conclusión del trabajo no arroja certeza sobre la química del amor, que permanece siendo una total incógnita a la que se limita a adular con pasajes como la experimental Make You Happy, la apasionada Overrated, la animada Popular Song o la despreocupada Celebrate. El principal valor añadido de The Origin Of Love es la eclosión de madurez estilística del cantante con respecto a sus joviales dos primeros LPs, una arriesgada maniobra de cambio de rumbo cuyo resultado es más que aplaudible, tanto en contenido lírico como en dinamismo estructural.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Vampire Weekend / Contra

2010, XL

10

No importa la raza. No importa el dinero. No importan la religión, la política ni los gustos. Importa la persona.

David Bowie / The Next Day

2013, ISO/Columbia

7.7

No hubo ni un seguidor del mundo de la música que no se viese sorprendido a comienzos de 2013 cuando un silencioso David Bowie lanzaba su primer trabajo de estudio en diez años. Después de un normalito Reality, varios sustos cardíacos y un mayor interés por su vida familiar, el público daba implícitamente por retirado al Delgado Duque Blanco, creador de pilares estructurales críticos para la historia de la música como Ziggy Stardust, Hunky Dory, Heroes, Low, Station To Station o Let's Dance. Sin embargo, con la mayor de las discrecciones, el británico afincado en Nueva York daba forma a The Next Day, 54 minutos de puro rock en los que se reviven estilos de casi todas las etapas de Bowie. El tema homónimo abre frenéticamente el disco con acordes extraídos de Reality y dejando claro que para nada el genio está acabado musicalmente. La oscura Dirty Boys revive la rebeldía juvenil de los comienzos de David, antes de dar paso a The Stars Are Out Tonight, el tema más comercial y pegadizo del disco: de nuevo una referencia a su estado activo como artista frente a las voces que lo daban por acabado. La brutal Valentine's Day no solo es lo mejor que ha producido David Bowie desde Sunday (Heathen, 2002), sino que hace gala de la cima de madurez paternalista a la que ha ascendido el cantante que, preocupado por la violencia creciente en la sociedad, llama a reflexionar sobre los peligros de las armas de fuego a través de la nada explícitamente sangrienta historia que nos relata en el corte, por lo que no nos encontramos simplemente ante un tema de protesta sino también ante un reflejo de las inquietudes más personales del músico.
Artísticamente no se queda atrás la melancólica Where Are We Now?, donde una perceptiblemente envejecida voz del cantante rememora lugares clave de Berlín a través de escenarios que podríamos situar en el tiempo entorno a finales de los setenta, momento en que Bowie residía en la capital alemana mientras daba forma a su indispensable trío de álbums Low, Heroes y Lodger. La progresiva I'd Rather Be High da buena cuenta de lo inútil de las grandes contiendas sangrientas de la humanidad en una rebelde explosión midtempo que agasaja al ego propio frente a las locuras del resto del mundo a modo de evasión de las alocadas noticias con que nos bombardean desde los frentes. Otro críptico momento de The Next Day llega en Love Is Lost, una meditación sobre los drásticos cambios de la sociedad tecnológica, la nueva economía, la globalización y el impacto de todos ellos en la mentalidad del individuo urbano, cuya intimidad desaparece en las redes sociales y cuyo voto se diluye en la aparentemente inservible democracia.
Una interesante vuelta a la escena de uno de los músicos más influyentes de la historia, donde como ha hecho durante todas las décadas de sus más de 40 años de trayectoria, ha dado su particular visión actualizada de sus mundos interior y exterior.


Valentine's Day https://youtu.be/S4R8HTIgHUU
The Stars Are Out Tonight https://youtu.be/gH7dMBcg-gE

viernes, 6 de noviembre de 2015

Pet Shop Boys / Electric

2013, x2 Records

7.4

El último trabajo del dúo synthpop británico Pet Shop Boys es el retorno a su más puro sonido electrónico. Un álbum dance que supone el yang al yin que vino de la mano de Elysium un año antes. Electric no solo deshace la falsa sensación de retirada que el mítico grupo sembró con su anterior trabajo, sino que revive el aspecto vanguardista de la banda, que actualiza sus característicos acordes de los 80 a la nueva generación tecnodance de los 2010. La instrumental Axis es una autopista sonora que recorremos a máxima velocidad mientras las luces de las farolas se convierten en líneas que rompen el cielo nocturno, mientras que la juguetona Bolshy revive el minimalismo de Minimal (Fundamental, 2006) mientras sirve como perfecta sintonía para el acercamiento más canalla en la pista de baile. Acostumbrando al público con sus himnos desde los 80, Love Is A Bourgeois Construct es uno de esos temas gracias a los cuales se entiende la influencia de Pet Shop Boys en la historia de la música: una reflexión sobre la situación occidental actual, la necesidad de cambio y la sensación de pérdida personal en medio de una sociedad que, lejos de haber mejorado con respecto a los tiempos en los que la banda británica despegaba, se ha vuelto más confusa e injusta.

La colaboración con el rapero Example brinda el poderoso corte Thursday, antes de que el LP cierre con Vocal, una oda a la propia música y su importancia.


Axis https://youtu.be/IDCU17wXktY
Love Is A Bourgeois Construct https://youtu.be/s7w0eqUBp3c

lunes, 2 de noviembre de 2015

Queen / Innuendo

1991, Parlophone

9.1

Empezar a opinar sobre la discografía de una banda por el final de la misma es poco convencional. Tan poco convencional como la agrupación en cuestión. De los cientos de bandas de rock que han marcado épocas, una lista muy elitista de éstas puede considerarse como los verdaderos creadores de tendencia, vanguardistas que definirían el sonido del éxito musical para todos aquellos actos que los tomarían como inspiración. Queen es una de esas bandas que gracias a su trabajo y a su propia historia no solo sirven como pilar fundamental de la cultura popular contemporánea, sino que crean escuela más allá de la música: son la filosofía de las letras y la atmósfera de las canciones las que se convierten casi en una religión.
La fábrica de clásicos liderada por el mítico e irrepetible Freddie Mercury e integrada por el colosal guitarrista Brian May, el genial batería Roger Taylor y el talentoso bajista John Deacon vivió en su historia la gama completa de experiencias que convierte a una banda en una novela: el éxito tras estar al borde del fracaso, la fama en todo el mundo, las colaboraciones estelares con otros artistas y el amargo final de una tragicomedia. Innuendo es el cierre de la discografía de Queen, la madura, optimista y agradecida despedida de una voz inconfundible. 54 minutos del rock más íntimo de los londinenses, lleno de furia y melancolía a partes iguales. El tema homónimo abre el disco con la majestuosidad con la que un astronauta observa la Tierra desde el espacio y reflexiona sobre la vida, tanto la propia como la de los demás, y mientras la inercia y la gravedad mantienen al planeta girando entorno al Sol, otras fuerzas igual de intensas juegan el trascendente papel de iluminar el alma humana: el amor, la insistencia, la esperanza y la justicia. Cuando Freddie Mercury dio forma a Innuendo ya era más que consciente de su ocaso inminente a causa del SIDA, su último enemigo, por eso no quiso desperdiciar la oportunidad de llenar este LP de emotivas despedidas, cada una firmada por una moraleja vital: la extraña y brillante I'm Going Slightly Mad es una de las canciones más injustamente infravalorados de la carrera del grupo, sobre la batalla mental que supone enfrentarse al apocalipsis personal; la potente Headlong, bien subrayada por el trabajo de Taylor, nos transmite su incansable mentalidad de lucha hasta las últimas consecuencias (muere peleando). Sin embargo, si le preguntásemos a Mercury si, pese a todas sus desgracias, se arrepiente de algo, nos responderá en I Can't Live With You y en Ride The Wild Wind que no solo volvería a repetir todas sus aventuras, sino que sería el doble de bestia en ellas si pudiera [aplauso, por favor].
Antes de despedirse del todo, hay una mención a quienes partieron antes que él, una preciosa y evocadora balada llamada These Are The Days Of Our Lives donde se habla de gratos y brillantes recuerdos, que son en lo que precisamente Freddie quiere convertirse una vez que libre la contienda final de su guerra sin ganador. La celestial Don't Try So Hard pone los pelos de punta, algo normal si tenemos en cuenta el desborde de sinceridad que transmiten no solo la voz del propio Farrokh, sino el trabajo de sus compañeros, que con igual (o mayor) pesadumbre compartían las últimas sesiones de grabación con su amigo. ¿El mensaje? Una llamada ineludible a no perder el tiempo.
El cierre del LP viene de la mano de la archiconocida The Show Must Go On, un abrazo final lleno de consuelo de quien sabe que deja atrás a millones de almas rotas por su marcha.
Innuendo es el último capitulo de una novela vivida plenamente en la que el destino, como villano, gana su particular partida de ajedrez pero no consigue por ello, en lo más mínimo, arrebatar la excelencia a su contrincante. 24 años después, la intención del genio sigue cumplida de forma intacta: tras la muerte, convertirse en un recuerdo, un recuerdo grato y lleno de admiración que está más vivo que nunca.


I'm Going Slightly Mad https://youtu.be/Od6hY_50Dh0
Don't Try So Hard https://youtu.be/E_cyFO26spE

domingo, 1 de noviembre de 2015

Imagine Dragons / Night Visions

2012, Interscope

7.9

No siempre lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas. La ciudad del juego no ha conseguido retener en sus límites a la genial banda liderada por Dan Reynolds que, en 2012, editaba su álbum debut Night Visions. Cada corte es un himno en sí mismo, un constante grito de revolución juvenil a favor del amor y la justicia. Ya la apertura deja clara las pretensiones rebeldes del grupo con una rompedora Radioactive sublimemente producida, de tensa estructura y alentadoras letras. Desenfundaremos espadas para luchar en múltiples batallas a la vez: la introspectiva Demons lidia con la decepción y la carencia de autoestima, mientras que la animada On Top Of The World da un enfoque estilístico mucho mas pop a la particular guerra del romanticismo "If you love somebody, better tell them while they’re here ’cause, they just may run away from you".

Amsterdam se desmarca interesantemente del patrón compositivo que reina la mayoría del tracklist y, con una instrumentación algo mas distante, medita sobre las metas no logradas y el impacto negativo que ello tiene en quienes esperaban más de nosotros. Un tema que coquetea con la disculpa pero que no se da a sí mismo por perdido: nunca es tarde para seguir intentando llegar a lo más alto.
No es difícil imaginar a todo un estadio cantando los coros de It's Time, otro notable punto de Night Visions. La ignición de la mecha de todos aquellos proyectos en los que pensamos pero a los que nunca dimos forma más allá de nuestra mente viene de un Reynolds que, aún encontrándose en su faceta más optimista y confiada, nos advierte de que no será un camino fácil.
Tiptoe es otra pancarta de sublevación tan abstracta como el oyente quiera interpretarla, y es que esa distante pero persistente ambigüedad es la que convierte a Night Visions en un mero canal a través de cuál librar nuestra particular contienda, sabiendo siempre que por grande que sea nuestro enemigo, es nuestra voluntad la que nos hace aún mayores.