19 (2008, XL)
7.3
21 (2011, XL)
8.0
De todas las voces que han irrumpido en el escenario del pop durante los últimos diez años, pocas han alcanzado una aclamación tan unánime como la de la británica Adele . Nacida en Tottenham en mayo de 1988, esta chica discreta lanzaba su debut, titulado 19 (los años con que contaba mientras escribía las letras de las canciones), en 2008. De tónica triste, 19 es una aproximación muy personal al soul centrado en las rupturas románticas, la soledad y la sensación de falta de correspondencia. De momentos de un mayor ritmo como Tired a pasajes de absoluta contemplación como la sublime Chasing Pavements, la destreza lírica para una persona de tan temprana edad es notablemente destacable.
La atmósfera de dependencia e inseguridad con la que la amante-narradora de 19 relata, canción tras canción, su romántica penitencia, da lugar a una perspectiva más madura, drástica y enérgica en 21, el segundo disco de la artista.
El corazón malherido sigue siendo el motor tras la composición de este segundo álbum, pero sin embargo los superiores niveles de rabia y confianza son aparentes en las melodías: Rolling In The Deep deja atrás la idealización para saltar directamente a la yugular en lo que se convirtió en uno de los temas más automáticamente reconocibles del siglo XXI, mientras que el corte Rumour Has It añade un plus de ego a la ecuación, exculpándonos de los fallos que en un primer lugar creíamos propios, a la vez que terceras personas entran en un conflicto en el que acaba imperando el ojo por ojo.
Otro momento mágico es Turning Tables, un grito de desesperación destinado a romper las cadenas de la opresión psicológica del amor platónico. No puede obviarse tampoco el particular intento de Adele por convertirse en la nueva diva británica con el himno Set Fire To The Rain, una progresión uptempo dedicada a la pasión y que, de nuevo, sirve como contraposición a la chica que se sentía frágil, insignificante y sin poder alguno en 19.
Al margen de la maquinaria comercial entorno a 21, lo que le pudo restar aceptación crítica al convertirlo en el disco más vendido de los últimos diez años (22 millones de copias como mínimo), estamos ante un trabajo muy superior al resto de sus contemporáneos populares: una progresión lógica a 19; una secuela, podría decirse. La evolución de la voz de Adele Laurie Blue Adkins (nombre completo) la dota de un innumerable conjunto de registros profundos, desde la balada más suave hasta la pancarta emocional más llena de rabia. De ahí mi particular petición de asegurar por una cifra multimillonaria la garganta de esta irrepetible princesa del R&B.