domingo, 6 de diciembre de 2015

Thom Yorke / Tomorrow's Modern Boxes

2014, autopublicado

6.6

El segundo trabajo en solitario del líder de Radiohead demuestra la capacidad de Thom Yorke para extraer lo máximo posible de un estilo concreto. Tomorrow's Modern Boxes es una nueva aproximación al estilo electrónico, oscuro y masivamente abstracto del Radiohead de Kid A/Amnesiac (2000, 2001). Yendo más allá, la fijación del artista con esta corriente concreta del rock progresivo, la de las melodías rápidas y repetitivas y las letras ampliamente procesadas y distantes, le permite, al trabajar en solitario, obtener una total libertad para machacar la materia hasta extraer todo el jugo creativo posible. Tomorrow's Modern Boxes es la última vuelta de tuerca en este juego de contrastes neblinosos que Yorke tan bien conoce y en el que tan cómodo se siente, pues es evidente que no hay terreno explorable más allá de este trabajo monótono y medianamente relevante en todos los aspectos: obviamente la cripticidad de las letras y las melodías son cualitativamente equiparables a la genial producción de este LP autopublicado, pero conceptualmente no aporta nada excesivamente valorable que no nos haya sido brindado anteriormente por el cantante o por su banda matriz.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Coldplay / A Head Full Of Dreams

2015, Parlophone

1.0

Corren tiempos difíciles, de eso somos todos conscientes. Pasar de la vocación a la rutina es cuestión de un segundo, y más hoy día cuando lo material no solo prima sobre lo espiritual sino que eclipsa cualquier otra cualidad individual a la hora de determinar nuestro sitio en el mundo. Desde que comenzaron su carrera los londineses egocéntricamente liderados por Chris Martin (¿alguien se sabe el nombre de otro miembro de Coldplay ? porque yo tampoco), disco tras disco han sorprendido en mayor o menor medida a su público más fiel, poco a poco dilatados hasta convertirse en un fenómeno mainstream. Parachutes continuaba la doctrina Radiohead de finales de los 90 y describía magistralmente el marco emocional de la entrada en el siglo XX. A Rush Of Blood To The Head continuaba con ese esfuerzo, y cualitativamente de forma poco reconocida en comparación con el resto de la discografía del grupo, lo hacía a su modo X&Y (tonos más experimentales). Viva La Vida Or Death And All His Friends supuso la coronación irrevocable de Coldplay como una de las bandas primarias del pop rock de los 2000, con una incursión en melodías aún más experimentales y diversas que X&Y y con letras más elaboradas que abarcaban diversidad de temas, desde el amor universal hasta la muerte o los errores de la humanidad a lo largo de la historia. Mylo Xyloto fue un experimento multicolor, el álbum más conceptual de los británicos, y probablemente su esfuerzo más desapercibido por pasarse al puro pop (Rihanna: Pricess Of China). El anterior disco, Ghost Stories, presentaba la producción más pura y lisa de cuantas había vendido Coldplay hasta la fecha, con la suavidad de Always In My Head como bandera y una sentida historia de desamor como elemento central. Pero... ¿A Head Full Of Dreams? El título ya no solo da a entender una total carencia de ideas que incorporar a las letras sino un afán por no comerse la cabeza para presentar un tracklist de casi una hora que las radios de todo el mundo compren como si se tratase del último aparato de Apple (es decir, a un precio desorbitado para características que la competencia ofrece a una tercera parte del caché cobrado). El patrón de A Head Full Of Dreams se imparte en primero de carrera de "Discos para alcanzar el número 1 de Billboard": un tema pegadizo y juguetón (Adventure of a Lifetime) acompañado de un videoclip, cuanto menos, ridículo. Everglow es la balada ultraelaborada de verso escrito entre birra y birra como quien tiene que entregar un trabajo de instituto y aplica la ley del minimo esfuerzo. ¿Era necesario involucrar a una diosa como Beyoncé en una aproximación entre el sonido de la banda y el energy soul de la norteamericana? Como resultado, un midtempo que representa LO PEOR QUE HA PRESENTADO LA BANDA EN TODA SU HISTORIA (su estructura causa un comprobado dolor de cabeza, y la potencia de la cantante no es aprovechada en toda su amplitud en un tema que no tiene ni pies ni cabeza). 
El tema que comparte nombre con el álbum es el único reflejo de luminosidad, una pseudopancarta de despertar político con una base pegadiza y letras escritas en algún momento de verdadera inspiración, una conexión con el difunto Coldplay valedor de buenas críticas. Por ahí anda un dueto con la sueca Tove Lo que, de nuevo, desaprovecha los recursos a los que tiene acceso la agrupación de Martin y, en lugar de dar el puesto que se merece a una emergente del electropop como esta guapa chica, nos brinda un tema romántico genérico y de letra básica hasta el hastío.
Con la mayor de las seguridades, puedo afirmar que este será el primer LP de Coldplay que no tendrá un hueco irreemplazable en mi biblioteca musical. Más bien se convertirá en una breve anécdota, un final inmerecido para una parte tan importante de mi juventud y de la historia musical contemporánea como es Coldplay, grupo que fervientemente espero disuelva sus filas tras este título para no continuar haciendo el ridículo y preservar el honor de su anterior discografía a la que muchos seguimos haciendo reverencia tratando de pasar por alto a este hiriente A Head Full Of Dreams.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Beach House / Depression Cherry

2015, Sub Pop/Bella Union

8.2

El primero de los dos discos con que nos ha deleitado el dúo Beach House este año se titula Depression Cherry: 45 minutos de dream pop de manual. Nueve canciones que bien podrían ser una sola, pues la voz dulce, suave y perfecta de Victoria Legrand se dispone uniforme sobre los acordes interpretados por Alex Scally transportando al oyente como un río de aguas cristalinas nada monótonas. De hecho, en las antípodas de tal monotonía se encuentra el trabajo de los dos de Baltimore (EE.UU.), pues a estas alturas de su reconocida discografía aún encuentra hueco para sorprender: valga el tema Sparks. Combinaciones melódicas que a primera vista parecen disonantes acaban encontrando su propio orden antes de que Victoria pase a hablarnos de esa patina de irrealidad que, a veces, parece que nos rodea en nuestra vida diaria. El tema Levitation abre el álbum con la estructura más accesible, hablando sobre la divina perfección de las relaciones donde ambos miembros son irrefutables almas gemelas. La pureza de la voz de Legrand y las letras ricas en adjetivos transmiten la mayor sensación de flotabilidad por parte del grupo desde su álbum Teen Dream (2010). La agridulce Space Song es otro momento clave de Depression Cherry, con su oscilante intro que gana en acompañamiento compositivo conforme avanzan los segundos y Victoria enamora comparando al amor perdido con los seres queridos que ya no están entre nosotros. El resto del álbum continua con la tónica romántica entre penas y alegrías: Beyond Love suena a despedida en la que una de las partes sufre más que la otra; el celestial corte "PPP" captura al enemigo del autoengaño que pretende convencernos de que una situación sentimental tóxica nos beneficia cuando en realidad una pequeña pero certera parte de nosotros sabe que no es así. El LP cierra con Days Of Candy, cuyo conmovedor coro inicial de voces de tono ahogado y triste da paso a más de seis minutos sobre el paso del tiempo y el olvido. Como conclusión el tema trata de reflexionar sobre cuánto tiempo es necesario para borrar de nuestra memoria algo tan intenso como un amor y si es realmente posible hacerlo desaparecer de nuestro recuerdo.

Depression Cherry hace honor a su título. Es realmente un disco para bajones emocionales que, sin embargo, nos hará sentir mejor gracias no solo a su fluidez y a su delicada producción, sino a su manera tan inteligente y sofisticada de transmitir ideas sobre el corazón convulso.


miércoles, 2 de diciembre de 2015

Vampire Weekend / Vampire Weekend

2008, XL Records

9.1

Comparando la pomposidad de sus últimos conciertos, la posición de las listas de éxitos de su último álbum y el status crítico que han alcanzado con la calidad amateur de los videoclips de su primer álbum o con la patina de producción de presupuesto humilde del mismo, Vampire Weekend puede presumir de haber alcanzado la cima de dos montañas a priori incompatibles en el mundo de la música: la del triunfo comercial y la de la aclamación profesional. Remontándonos a sus orígenes, la banda neoyorquina liderada por Ezra Koenig irrumpía discretamente en el panorama indie con un disco autotitulado y de 35 minutos de duración. Un pop muy personal, influenciado por el diverso bagaje cultural de los miembros del grupo. Letras de juventud y diversión pero siempre con la riqueza intelectual del vocabulario académico de Koenig, al que ya se puede considerar como uno de los letristas más inteligentes de la última década. Tras la fachada de inmadura despreocupación e incesante fiesta universitaria se esconde el verdadero trasfondo de Vampire Weekend: la inquietud por sentirse aceptado y encajar para satisfacer la necesidad humana de socialización. La casi ritual Cape Cod Kwassa Kwassa, con la influencia afro-étnica más evidente de todo el disco, sirve como máximo exponente de esa búsqueda del equilibrio entre nuestra propia personalidad y lo que el resto de nuestros círculos sociales nos exige para seguir perteneciendo a ellos. El tema Oxford Comma, que ya se ha convertido en un himno para los seguidores de la banda, critica la extrema superficialidad de las nuevas generaciones y se convierte en una llamada de atención a dicho colectivo de próximos adultos que, criados en una era digital y egolatrista, rara vez sacan sus ojos de la burbuja que los rodea y que ellos mismos construyen a su alrededor. En Vampire Weekend también hay momentos para ritmos acelerados, como los de A-Punk, una divertida sátira sobre las it-girl y las relaciones románticas. En el campo de la pura experimentación se encuentra el corte One (Blake's Got A New Face), sobre la llegada a la edad de la rebeldía en un entorno familiar opresivo. Un tema hipnótico, no solo por el mantra de su estribillo sino por su tensa y juguetona base y por la rica imaginería creada por las letras.

M79 abre con la solemne melodía de la música clásica que recibe a los invitados de una recepción diplomática del más alto nivel para llevarnos a la locura de la clase alta entre la que surgen el amor y lo más ridículo de los gustos humanos. 
Un álbum divertido de escuchar, con sentido pero no excesivamente cerebral; inteligente y natural.


martes, 1 de diciembre de 2015

Especial: Top 10 Canciones / Animal Collective

No es un grupo fácil para el público general. Los chicos de Baltimore se han autoproclamado reyes del rock psicodélico a lo largo de los 2000, lo que los margina también al limitado segmento de la población capaz de encontrar sentido a sus melodías o de entender la motivación tras las letras propias de semejante estilo. Sin embargo, no podemos pasar por alto que la banda integrada por Panda Bear Avey Tare Deakin y Geologist no hacen más que continuar la estela de otros grupos de su mismo ámbito como The Beach Boys o The Beatles y, añadiéndoles su particular punto de personalidad, actualizan un género musical tan necesario como práctico para abrir la mente a nuevas experiencias y percepciones. Comenzando en los 2000 con su primer LP, el abrasivo Spirit They're Gone Spirit They've Vanished, estos jóvenes neoyorquinos han despachado nueve álbumes de estudio, cada uno con un mundo diferente de perspectivas sonoras y temáticas. Desde el despreocupado y natural Sung Tongs de 2004 hasta el aclamado, electrónico e, incluso, comercialmente aceptado Merriweather Post Pavilion de 2009, pasando por el reflexivo Feels de 2005 o el alocado y eufórico Strawberry Jam de 2007, Animal Collective ha sabido transmitir siempre su espíritu instintivo y primario, con emociones a flor de piel y preocupaciones tan elevadas como la paternidad, el amor verdadero o el envejecimiento.

Febrero de 2016 contemplará el nacimiento del décimo trabajo del grupo, Painting With. Para celebrarlo, comparto una selección de las 10 mejores canciones de la discografía de AnCo. Una lista nada fácil de hacer entre tantos grandes cortes, pero que refleja idóneamente la calidad creativa de la banda y su capacidad para sorprender a su público con cada nuevo paso que dan.


10. Fireworks (Strawberry Jam, 2007)
https://youtu.be/ztvr09J7KK4
9. Banshee Beat (Feels, 2005)
https://youtu.be/jj-0vMrZJbo
8. Taste (Merriweather Post Pavilion, 2009)
https://youtu.be/ArIGqfdmHLg
7. Who Could Win A Rabbit? (Sung Tongs, 2004)
https://youtu.be/UTbd0Ncsyus
6. Water Curses (Water Curses EP, 2007)
https://youtu.be/h7GZLRxVzvg
5. Summertime Clothes (Merriweather Post Pavilion, 2009)
https://youtu.be/GxhaRgJUMl8
4. In The Flowers (Merriweather Post Pavilion, 2009)
https://youtu.be/fYEAflCO4Eo
3. What Would I Want? Sky (Fall Be Kind EP, 2009)
https://youtu.be/WSmuzEzeAeY
2. My Girls (Merriweather Post Pavilion, 2009)
https://youtu.be/zol2MJf6XNE
1. Peacebone (Strawberry Jam, 2007)
https://youtu.be/fxvGHQHiY70

Especial: Adele

19 (2008, XL)
7.3


21 (2011, XL)
8.0

De todas las voces que han irrumpido en el escenario del pop durante los últimos diez años, pocas han alcanzado una aclamación tan unánime como la de la británica Adele . Nacida en Tottenham en mayo de 1988, esta chica discreta lanzaba su debut, titulado 19 (los años con que contaba mientras escribía las letras de las canciones), en 2008. De tónica triste, 19 es una aproximación muy personal al soul centrado en las rupturas románticas, la soledad y la sensación de falta de correspondencia. De momentos de un mayor ritmo como Tired a pasajes de absoluta contemplación como la sublime Chasing Pavements, la destreza lírica para una persona de tan temprana edad es notablemente destacable.
La atmósfera de dependencia e inseguridad con la que la amante-narradora de 19 relata, canción tras canción, su romántica penitencia, da lugar a una perspectiva más madura, drástica y enérgica en 21, el segundo disco de la artista.
El corazón malherido sigue siendo el motor tras la composición de este segundo álbum, pero sin embargo los superiores niveles de rabia y confianza son aparentes en las melodías: Rolling In The Deep deja atrás la idealización para saltar directamente a la yugular en lo que se convirtió en uno de los temas más automáticamente reconocibles del siglo XXI, mientras que el corte Rumour Has It añade un plus de ego a la ecuación, exculpándonos de los fallos que en un primer lugar creíamos propios, a la vez que terceras personas entran en un conflicto en el que acaba imperando el ojo por ojo.
Otro momento mágico es Turning Tables, un grito de desesperación destinado a romper las cadenas de la opresión psicológica del amor platónico. No puede obviarse tampoco el particular intento de Adele por convertirse en la nueva diva británica con el himno Set Fire To The Rain, una progresión uptempo dedicada a la pasión y que, de nuevo, sirve como contraposición a la chica que se sentía frágil, insignificante y sin poder alguno en 19.
Al margen de la maquinaria comercial entorno a 21, lo que le pudo restar aceptación crítica al convertirlo en el disco más vendido de los últimos diez años (22 millones de copias como mínimo), estamos ante un trabajo muy superior al resto de sus contemporáneos populares: una progresión lógica a 19; una secuela, podría decirse. La evolución de la voz de Adele Laurie Blue Adkins (nombre completo) la dota de un innumerable conjunto de registros profundos, desde la balada más suave hasta la pancarta emocional más llena de rabia. De ahí mi particular petición de asegurar por una cifra multimillonaria la garganta de esta irrepetible princesa del R&B.


Chasing Pavements https://youtu.be/08DjMT-qR9g
Set Fire To The Rain https://youtu.be/FlsBObg-1BQ